POEMAS DEL ALMA

Bienvenidos a mi portal !!! Aquí encontrarán poesías que reflejan las luces y sombras de mi alma.

martes, 31 de julio de 2007

Quiero decirte…


Quiero decirte que me haces muy feliz,
que sin ti una caverna hueca y umbría
mi vida hoy sería.
Quiero decirte que si no te encuentras
conmigo te extraño y nada me reconforta
cuando no te tengo.
Quiero decirte que cuando estoy contigo
mi universo interior se eleva y regocija
porque yo te quiero.
Quiero decirte que a veces no te digo
todo aquello que desearía confesarte
porque me cohíbo.
Quiero decirte que a veces me gustaría
que fueras verbalmente más expresivo
pero te comprendo.
Quiero decirte que sé, de todos modos,
que no son necesarias tanto las palabras
sino tus caricias.
Quiero decirte que desde que te conozco
he aprendido a valorarte y a apreciarte
pues te lo mereces.
Quiero decirte que nadie a ti se compara
ni tampoco intento ni pretendo hacerlo
pues eres mi dueño.
Quiero decirte que tus caricias y besos
son un bálsamo para mi nueva alma
pues mucho te deseo.
Quiero decirte que pase lo que pase
tú eres lo mejor que me ha sucedido
pues me siento dichosa.
Quiero decirte que lo que ahora escribo
difícilmente antes te lo haya manifestado
pero es verdadero.
Quiero decirte, en fin, que yo no podría
estar lejos de ti ni sufrir tu indiferencia
pues te necesito.
Eres una utópica realidad al fin hallada,
es por eso que yo nunca soportaría
que por las “trampas” del insólito destino
sucediera algo que arruinara esta relación
hermosa que nació de pronto y se instaló
en nuestras mentes y nuestros corazones.

N.A.M
23/02/05

Angustia


Sábado 24 de Noviembre de 1990.
Desazón, profundas ganas de llorar,
tristeza y dolor inmensos, malestar,
bronca, impotencia, mucha decepción,
incredulidad, confusión, nulidad de mi ser,
incomprensión, incapacidad, falta de fe,
sufrimiento, estupor, horror y frustración
se conjugaron ellos juntos en mi interior
el triste día de tu partida, mi padre amado.
Recuerdo vívidamente aquella fatídica
siesta. Tú estabas casi inmóvil rodeado
de horribles cables y tu voz era un hilo
por falta de fuerzas. Antes de tu adiós
definitivo- rememoro- estiraste tu brazo
en señal de despedida, cruel despedida
que horadó muy hondo en mi existencia
porque aún te imagino aquí y me acuerdo
de algunas lindas tardes soleadas del otoño
que nos pasábamos charlando, contagiada
yo de tu optimismo de vivir. Sí, optimista
por naturaleza eras porque sé que nunca
pensaste que ibas a morir .Eras una especie
de ser que creía en la inmortalidad del alma
y del cuerpo porque los buenos como tú,
padre, no deberían dejar esta tierra o quizás
ella no estaba hecha para ti, tú no merecías
sufrir ni tampoco nosotros merecemos no tenerte.
Pasaron muchos años pero aún en mi corazón
todo es ayer porque jamás pude consolarme
ni olvidarme de lo que amable me regalaste
mientras estuviste en este crudelísimo mundo.
Aún hoy cuando te recuerdo -casi siempre-
una agudísima punción por la congoja siento
aquí, en mi pecho. Te amo, padre. ¿Lo sabes?
Por supuesto. En tu vida celestial tú sonríes,
seguro, porque aunque tal vez no te lo dije
las veces que lo mereciste, con mis actitudes
sabías, papi, que significabas mucho para mí.

N.A.M
27/03/05